POR EL GÓTICO DE CADA DÍA
No me digan ustedes que Burgos no tiene una catedral que es el viaje. Que no, no se engañen, no es igual que las demás, aquí no vale el “vista una, vista todas”. Esto es puro gótico francés con materiales castellanos, como si a cualquiera de los templos galos le pusieran un filtro color tierra. Y luego tiene eso que tanto entretiene de este tipo de iglesias a lo grande: la diversidad de estilos. Que si la sillería del coro es plateresca, que si la Escalera Dorada es renacentitas, que si la girola estremece con su tardogótico amanerado y flamígero a más no poder... Y luego están las curiosidades tipo tumba del Cid (que se entere todo el mundo que SÍ que existió y que NO se parecía a Charlton Heston) o la estatua del Papamosca, que abre la boca todos los días a las 12 para dar las campanadas.Más cositas (que el gótico caló hondo en la ciudad): no puede faltar ni el monasterio de las Huelgas ni la Cartuja de Miraflores, unos conjuntos que hacen especial ilusión a aquellos que estudiamos Historia del Arte en bachillerato y tuvimos que aprendernos 'de pe a pa' sus características. No obstante, más allá de seguir vanagloriando la buena conservación de edificios para gloria de su pasado, hay que reconocer el esfuerzo por dotar de un urbanismo mas modernete (pero respetuoso) a sus espacios más míticos.
PORQUE MIGUELÓN SIGUE RELUCIENDO
El Museo de la Evolución Humana (MEH) ha demostrado en casi tres años que sí se puede, que no pasa nada por recubrir de diseño, interactividad y buena arquitectura (lucimiento deNavarro Baldeweg) los restos de la eterna Sima de los huesos de Atapuerca. Que se puede seguir siendo atractivo pese a que el efecto inauguración haya perdido su efervescencia. Y lo ha logrado, sobre todo, porque sabe lo que quiere contar y cómo contarlo con el objetivo de llegar a todo tipo de público con personajes tan apadrinables como Miguelón (el nombre con el que se conoce cariñosamente al fósil mejor conservado del Homo Heidelbergensis). Al final, lo que están mirando es a sus abuelos muy, muy lejanos y por eso es un 'must' de toda visita, completando el tríptico catedral-morcilla-MEH.
POR LO MODERNO (SIN PASARSE)
¡ERROR! No toda la Castilla contemporánea esta en el MUSAC de León. El Centro de arte Contemporáneo de Caja de Burgos no es solo la demostración de que las entidades financieras no son tan malvadas, sino un oasis de vanguardia y tendencias artísticas. Y además, hay que reconocerle la ardua tarea de atraer con todo tipo de argumentos a los burgaleses. Si tienen la oportunidad, no dejen de celebrar el cumpleaños de su hijo/a aquí. Mucho más sano y divertido que una sobre dosis de Happy Meal, créanme.Otra apuesta por romper con lo clásico es el hotel AC Marriot Burgos, elegido por diferentes ránkings como uno de los hoteles más modernos de España por sus habitaciones de diseño arriesgado a la par que sobrio tras los muros de una fachada modernista.
POR LA MORCILLA NO REPETITIVA
Olvídense de lo aprendido hasta ahora en menús del día y tapas fritangueras. La morcilla ya no es un clásico ni un sabor garantizado. Y manda narices que esta tendencia naciera a espaldas de Burgos, como una especie de desafío de cualquier cocinero moderno de nuestra geografía. Pero por fin ha penetrado con ganas en las cocinas de su ciudad donde la han modernizado, la han estilizado (que no es poco) y la han homenajeado en platos de sabores y texturas sorprendentes. El máximo exponente de esta corriente es Saúl Gómez, quien hace un señor homenaje a la versatilidad de este alimento en los fogones de su restaurante Blue Gallery con resultados inigualables.
POR LA GASTRONOMÍA (EN GENERAL)
Si en algo se va a volcar Burgos este año va a ser en reivindicar su gastronomía. Primero porque son Capital Española de la Gastronomía, una capitalidad que el año pasado se estrenó en Logroño y que este año ha recaído aquí. Este honor probablemente ha sido el que haya desencadenado esta fiebre por Burgos. Y no es poco ya que trae de la mano unos menús especiales (muy exhibicionistas y a buen precio) en los mejores restaurantes, además de ser un marco ideal para ferias de tapas o para la segunda edición de 'Devora, es Burgos', un fin de semana de pura fiesta para el estómago en el que por 25€ se puede dormir en un hotel o comer en las mejores mesas.POR LOS RESTAURANTES
No en todo en Burgos es Casa Ojeda. Sí, puede ser que estemos ante el Top1 de los restaurantes de Castilla, el que mejor ha sabido absorber y preparar la esencia de sus platos, pero en esta ciudad hay mucho más. Su versión de estética más moderna es elRestaurante el 24 de la Paloma, donde hay que dejarse embaucar por una carta más innovadora que sus clásicos menús. Un par de recomendaciones más: Casa Avelino y su espectacular cecina hervida y La Favorita de Burgos, una apuesta sencilla por una taberna urbana con una carta dicharachera, variada y eficaz. Además, durante este año tan especial, diferentes chefs y expertos evaluarán y controlarán que los establecimientos de la ciudad hagan honor a esta distinción y sean honestos con sus clientes.
POR LOS GIN TONICS (Y OTRAS COPICHUELAS)
La noche en Burgos es menos heladora en estos pequeños rincones donde disfrutar de los placeres de una buena copa de balón. El Vara Café es uno de esos sitios que dejan huella en cualquier despistado que haya caído en sus redes. Y todo por una razón muy sencilla: su adorable mezcla de tartas y Gin Tonics, un maridaje hecho por pura casualidad, ya que descubrieron que lo que debía de triunfar por la tarde, lo hacía también por la noche (y viceversa). En cuestión de calidad, Premium hace honor a su nombre y se distingue más por la calidad de sus brebajes que por el ambiente. Allí se va a lo que se va. En cuestión de vistas, lo mejor es el Vagón, al ladito del castillo, con una terraza desde la que se domina Burgos y desde la que se puede vaticinar que la noche está y estará a nuestros pies. Por último, desmentir una corriente que se ha instalado entre aquellos que se aventuran a hacer la conocida “ruta de La Puebla”. Los mejores combinados no están en La chica de ayer, no. Se encuentran en la barra del Rekábala, un espacio que entiende mejor que nadie esa necesidad de disfrutar de la bebida sin que la música invada la comunicación verbal entre homo sapiens.
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